Lo primero es proteger la palma de la mano con un paño doblado, o un guante ostrero. Sobre él coloca la ostra con el lado más profundo de la concha hacia abajo.

Introduce la punta de un cuchillo por el lado más estrecho de la concha, donde se unen las dos valvas, justo por encima de la mitad de la ostra (entre las 2 y las 3) y localiza su músculo, Realiza movimientos muy suaves hacia los lados y, al mismo tiempo, ve introduciendo el cuchillo hacia dentro, entre ambas mitades de la concha.

Una vez que la hoja del cuchillo haya penetrado en la concha más o menos en el centro de la misma, corte el músculo abductor de la ostra de la parte superior de la concha. Y separa la concha haciendo algo de palanca.

Una vez abierta, desliza la hoja del cuchillo por debajo del cuerpo de la ostra y desprende la parte superior de la concha. Hazlo con cuidado de no desconchar el nácar, porque éste podría arruinar el exquisito sabor de este molusco.

Cuando estén abiertas, si se ha desconchado algo se pueden por un poco de agua, no lo recomendamos pero entendemos que las primeras veces podemos desconcharlas un poco y no es agradable encontrarse los trocitos de nácar. Ellas mismas vuelven a soltar agua.

Se colocan en una fuente sobre un lecho de hielo picado o de sal.  Como aderezo se puede optar por el limón (3 gotas) o pimienta, aunque también se puede disponer en la mesa vinagre de estragón, tabasco o sencillamente al natural.